viernes, 20 de febrero de 2009

El Hombre Nuevo


Este país muere por falta de hombres, no por falta de programas. No tenemos que buscar programas sino hombres, hombres nuevos. Por eso no se debe luchar tanto por la realización de un determinado programa político, como para forjar hombres nuevos. Cambiar la faz de de una Nación es una tarea ardua que presupone, no sólo preparación, competencia y una gran seriedad de intenciones, sino también un esfuerzo mancomunado de toda la colectividad Nacional. ¿Programas? ¿Cuáles? ¿Es que acaso no podemos nosotros levantar sobre nuestros desiertos, bosques y selvas una Patria que resplandezca como un faro en medio de América? Elaborar programas, evidentemente, no basta. Es preciso tener la fuerza, la capacidad, la voluntad necesarias para ponerlas en práctica. Es preciso, sobre todo, renovarse interiormente para poder llevar adelante un proceso de reconsagración existencial del hombre en el ámbito de la nueva realidad.
Partiendo de la idea del hombre como valor moral y no como entidad numérica, más que partidos, debe formarse una escuela de vida y sacrificio, ya que sería deshonesto querer corregir y reprochar los defectos ajenos, si antes no se tiene el valor y la voluntad de conocer y enmendar los propios. Además, no se trata únicamente de cambiar el aspecto exterior, la mera apariencia, sino de modificar la mentalidad del hombre, haciéndole aspirar a metas más elevadas: caminar únicamente por la senda del honor.
Es preferible caer con honor que vencer con infamia. Toda la inteligencia, todo el estudio, todo el talento, toda la educación no serviría de nada si fuésemos viles. La vileza no debe ser empleada ni contra el mayor enemigo, porque obrando así no venceríamos y seríamos más que derrotados, aplastados. Ni siquiera contra el villano y sus métodos viles hay que emplear las mismas armas, porque si venciéramos habría un cambio de personas, pero la villanía permanecería inmutable. La vileza del vencido sería sustituida por la vileza del vencedor, pero en esencia la misma vileza dominaría el mundo. Las tinieblas de la vileza no pueden ser desgarradas por otras tinieblas, sino únicamente por la luz que emana del alma de un hombre valeroso y honrado.

No hay comentarios: