jueves, 26 de marzo de 2009

Los Partidos Contra la Nación

Cuando queremos juzgar la utilidad y el valor de una institución, debemos preguntarnos en primer lugar para qué sirve ¿Para qué sirven los partidos? ¿Para formar la conciencia política y cívica de los ciudadanos? ¿Para prepararlos a servir al país de acuerdo con sus convicciones más profundas? ¡Claro que no! El objetivo primordial, diría hasta exclusivo, es el de presentar sus candidatos a las innumerables elecciones, para poder así poner en función a sus políticos de carrera, alcanzar un mayor presupuesto y obtener una posición de poder respecto de sus adversarios. Como resultado tenemos que en el partido se rehogan todos los negocios turbios, todos los chantajes todos los compromisos y todos los regateos inherentes al régimen democrático, en pocas palabras, todas la mañas de hampones mercaderes.
La existencia de múltiples partidos, con sus mítines, sus congresos, sus desfiles y sus manifestaciones, mantiene en el país un estado de agitación y hostilidad, que se transforma durante los periodos de campaña en crisis agudas, las cuales repercuten en el recinto de los congresos. Como consecuencia tenemos todo asunto de interés nacional convertido en vulgar mercadería, jaloneada de arriba para abajo, de “izquierda” a “derecha”. Entre desmanes y grillería toda propuesta de progreso se convierte en rehén de las facciones, el rescate debe ser pagado por el electorado con su voto. Los partidos, así, se convierten en plagiarios del progreso.
Repudiamos el régimen de partidos, pues con sus luchas y sus incompatibilidades, sus intereses y sus influencias, no ha traído mas que la parálisis del estado y la inestabilidad gubernamental.
Repudiamos el régimen de partidos, porque quienes gobiernan no son hombres de estado, sino hombres de partido. Toda sociedad, para ser fuerte y próspera, debe ser una sociedad unida. Así es en la empresa y así es en la Nación. La Nación debe aspirar a la unión, los partidos aspiran a la desunión, encasillando en estrechas categorías a hombres que están, sim embargo, destinados a vivir y morir juntos. Del PRI, PAN o PRD; rico o pobre, ¡qué importa! Nadie ha nacido nunca miembro de un partido político, en cambio, todos hemos nacido mexicanos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero que tan mexicanos se dicen "nuestros" politicos, si al solo ver un fajo de los verdes son capaces hasta de vender a su propia madre.

Giovanny dijo...

Tu discurso tiene todo el sabor de un discurso fascista: Union, patria, religion. Disolver las diferencias por el bien nacional. Equiparar las movilizaciones sociales-politicas, las discuciones publicas, la diferencia ideologica, todas esas libertades, derechos y necesidades con metodos que frenan el "progeso", el "futuro". Estoy deacuerdo en que el sistema de partidos es un estorbo, y es una mentira. Pero estoy en desacuerdo con el porque es una herramienta del estado para legitimar su poder, para frenar las fuerzas sociales del proletariado en mitines falsos, con causas vanales y caudillos de paja. Estoy en desacuerdo con el porque es un nido de ladrones, corruptos y traidores. Si se le extirpa del sistema politico mexicano, que sea para dejar abierta la posibilidad a una nueva forma de hacer poltica, de organizarse desde abajo, con los de abajo. No que se le extirpe para darle mas fuero y poder hegemonico al estado y el capitalismo.

giovanny dijo...

Por cierto, nadie nace siendo mexicano, puesto que no es una condicion natural. No existe un "gen mexicano", o un sello en la piel que te adjudique serlo. La nacionalidad es una construccion humana, para fines economicos y politicos a nivel internacional. Es un constructo social, una especie de ingerto en el individuo que va implantandose en sus primeros años de conciencia, durante la escuela, para hacerlo sentir pertenenciente a una comunidad politica, a un estado nacion que despues evolucionara en el individuo, a una ideologia con combsutible emocional denominado: patriostismo.